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DICIEMBRE 1990 - Volumen: 65 - Páginas: 60-64
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La contemplación del término M.A. atmosférico la enfocamos en sus aspectos de contaminación atmosférica propiamente dicha, origen de formación de contaminantes, repercusión en seguridad de higiene y, finalmente, calidad del aire en interiores (I.A.Q. Indoor Air Quality). El gas natural en su utilización como combustible ha adquirido un merecido reconocimiento general de ser en sí mismo origen de contadas formas de posible perturbación y de contribuir de varias maneras a la mejora del ambiente atmosférico. Al no contener azufre en su composición, no da lugar a la formación de los óxidos de azufre (SO.) agentes contaminantes, que en mayor proporción se producen por fuentes derivadas de la actividad humana, siendo los combustibles sólidos y líquidos de origen fósil los principales responsables de estas emisiones. Es indudable que, potencialmente, el gas natural puede dar lugar (y de hecho así es) al inquemado CO de posibles graves consecuencias en el entorno próximo como son algunos casos de seguridad e higiene y de calidad del aire en el interior de locales; sin embargo, sin despreciar el asunto, esta faceta con los dispositivos de combustión y sus accesorios habituales, puede decirse que no constituye especial motivo de preocupación. Sin duda en estos momentos la máxima atención en lo que a estas contadas formas de perturbación se refiere, podemos decir que se encuentra en la emisión de NON. También es innegable que el CO es un producto resultante de la combustión del gas natural y en este sentido le corresponde una parte de responsabilidad sobre el aumento del contenido de este gas no luminoso en la atmósfera terrestre que trae como consecuencia, si bien con responsabilidad compartida, una potenciación del efecto invernadero a nivel planetario. Dicho esto, se debe precisar que, en primer lugar, los combustibles sólidos y líquidos producen mayor cantidad respecto de su potencial energético; pero sobre todo viendo los rendimientos o eficacias, que en muchos casos suelen estar netamente a favor del gas, resulta que incluso para paliar los efectos se recomienda sustituir aquellos combustibles por éste en muchos procesos, además de otras medidas muy claras como la conservación de los grandes bosques, zonas verdes, conservación de la energía, control de otros productos que comparten con el anhídrido carbónico tal responsabilidad, etc.
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