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FEBRERO 1930 - Volumen: 5 - Páginas: 63-66
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Las locomotoras Garratt, ya conocidas hace bastante tiempo, no habrían sido objeto en nuestro país más que de una sola aplicación. Recientemente el interés por ellas parece intensificarse y varios ferrocarriles españoles las tendrán en servicio en 1930. Esta circunstancia de actualidad me ha impulsado a escribir las líneas que siguen. Es un hecho sobradamente conocido la necesidad, que a muchos ferrocarriles se les presenta, de aumentar la capacidad del tráfico de sus líneas sin recurrir a la instalación de la doble vía y sabido es que, en tales casos, ante la dificultad de incrementar el número de circulaciones, se recurre a formar trenes tan pesados como lo permiten las condiciones de arrastre del material tractor. Relacionadas éstas con el peso adherente, la solución del problema de que se trata conduce irremediablemente a adoptar locomotoras cada vez más pesadas, pero pronto se presenta una limitación en este camino. La carga por eje, condicionada por la resistencia de la vía, exige el reparto del peso total y limitando a cuatro, o a lo sumo cinco, el número de ejes acoplados (las máquinas de seis son una excepción) no se tarda en alcanzar la máxima potencia de que podrá disponerse. Duplicándola o triplicándola (doble tracción por cabeza y empuje por cola) se aumenta la capacidad de los trenes; pero el sistema ofrece desventajas bien conocidas de todos los técnicos de ferrocarriles.
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