DYNA JOURNAL ENGINEERING

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Para los vertederos de Europa va a entrar en vigor un conjunto de reglamentaciones severas, que van a suponer un gasto de miles de millones. La alternativa es cerrar el vertedero y descontaminarlo, lo que, a su vez, también cuesta dinero... Los vertidos residenciales biodegradables se encuentran en el punto de mira de la Directiva sobre Vertederos de la UE desde 1999. Su estrategia se basa en un plan de tres fases: cada Estado miembro deberá reducir los elementos biodegradables de sus vertidos residenciales en un 25% hasta 2006, en un 50% hasta 2009 y en un 65% hasta 2016, tomando como base 1995. Sólo los países que hasta ese momento vertían más del 80% de sus residuos, como Irlanda, Gran Bretaña o Grecia, pueden esperar otros cuatro años más para alcanzar esos objetivos. En 1995 se producían en toda la UE unos 107 millones de toneladas de dichos vertidos; por término medio, dos tercios iban a los vertederos. Además, la Directiva plantea requisitos severos y unificados para toda la Unión Europea para los vertederos a ras de tierra o subterráneos así como para el depósito de los ver tidos. En principio puede decirse que ya sólo se pueden verter residuos tratados. Los vertederos se clasifican en tres categorías:
• Vertederos para sustancias peligrosas (por ejemplo, nocivas, cáusticas o cancerígenas, procedentes sobre todo de la industria, según la directiva 91/689/CEE sobre sustancias peligrosas)
• Vertederos para sustancias no peligrosas (principalmente vertidos residenciales o similares, pero también vertidos que antes eran peligrosos y que han sido hecho inocuos con tratamiento)
• Vertederos para sustancias inertes (desechos que no están sometidos ya a cambios físicos, químicos o biológicos de consideración)