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En 1947, el Instituto de Estudios Avanzados (IAS) de Princeton tenía n nuevo director con lo que se reactivaría el mundo de investigadores en Física teórica. J. Robert Oppenheimer, director científico del Proyecto Manhattan, tenía solamente 43 años, mientras que Einstein acababa de retirarse y sabía aprovechar su carisma para atraer a los jóvenes del mundo entero. El físico Hans Bethe recuerda que 'Oppenheimer estaba siempre presente para estimular, criticar, animar y clarificar'. El IAS, torre de marfil de los grandes matemáticos, se convierte en un verdadero Centro de investigación en Mecánica cuántica. Estos defensores de la nueva Física comparten la opinión de Oppenheimer sobre Einstein: “A landmark but not a beacon” (“una referencia pero no un descubridor”). Se da la circunstancia de que la investigación atómica ha inaugurado una nueva era científica, la de la Megaciencia (Big Science ) de la que Oppenheimer es el símbolo. El lugar que ocupa la Ciencia en la Sociedad y el papel de los científicos sufren cambios: el Estado interviene, los poderes político y militar definen las políticas científicas, la investigación padece de profesionalización y masificación, las Ciencias y las Técnicas se unen...No se trata ya de explicar el mundo sino de hacer operativos los resultados científicos. En este contexto, Einstein asume la figura del último sabio, hombre de cultura y genio solitario. Oppenheimer, por el contrario, representa la modernidad, tanto científica al servicio del político, como arquitecto de equipos de investigaciones de expertos.